La ciudad es un poema que deja ver ese amor obsesivo que Kavafis tuvo por Alejandría, su ciudad natal. Ciudad que para él fue una marca imborrable, y que se acentuó en los años que debió vivir en Liverpool durante su niñez y parte de su juventud. En el poema La ciudad, Kavafis pareciera decirnos que el desarraigo o el odio que se pueda tener al entorno en que vivimos, producto de nuestra insatisfacción o la miseria en que vivimos, no está precisamente en aquella “ciudad”, sino que está en nosotros mismos, en nuestro espíritu. La ciudad es urbanidad, es civilización, decía Sarmiento al oponerla a la barbarie de la pampa; representa los más altos ideales de la república y la sociedad. Somos nosotros quienes creamos a la ciudad, nosotros la determinamos; no ella a nosotros. De ahí que no podamos deshacernos de su presencia, y de paso, del destino que nos vamos construyendo.
La ciudad
Dijiste, "Me iré a otra tierra, me iré a otro mar.
Encontraré otra ciudad, mejor que esta.
Todos mis esfuerzos son una condena del destino;
y mi corazón está –como un cadáver– enterrado.
Cómo podría permanecer mi mente en esta tierra baldía.
A donde vuelvo los ojos, dondequiera que mire
veo las ruinas negras de mi vida aquí,
donde pasé tantos años destruyendo y malgastando".
No encontrarás nuevas tierras, no encontrarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas
calles. Y envejecerás en los mismos barrios;
y te volverás gris en las mismas casas.
Siempre llegarás a esta ciudad. –No esperes otra–.
No hay un barco para ti, ni hay camino.
Así como has destruido tu vida aquí
en esta pequeña esquina, la has arruinado en el mundo entero.
Konstantinos Kavafis: Obra escogida. Barcelona: Teorema, 1984.
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