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2 feb 2011

Luchín — Víctor Jara

Pensar que aún en este viaje podemos encontrar niños y niñas como Luchín. Es solo cosa de abrir bien los ojos y observar en las esquinas con el semáforo en rojo, debajo de los puentes o a orillas del río, en los rincones de las tiendas de persianas cerradas. En el día, especialmente en la noche. ¿Los ves?


Luchín

Frágil como un volantín
en los techos de Barrancas
jugaba el niño Luchín
con sus manitos moradas
con la pelota de trapo
con el gato y con el perro
el caballo lo miraba.

En el agua de sus ojos
se bañaba el verde claro
gateaba a su corta edad
con el potito embarrado
con la pelota de trapo
con el gato y con el perro
el caballo lo miraba.

El caballo era otro juego
en aquel pequeño espacio
y al animal parecía
le gustaba ese trabajo
con la pelota de trapo
con el gato y con el perro
y con Luchito mojado.

Si hay niños como Luchín
que comen tierra y gusanos
abramos todas las jaulas
pa' que vuelen como pájaros
con la pelota de trapo
con el gato y con el perro
y también con el caballo.

Víctor Jara: La población, 1972.