Continuando con Spinetta, Los libros de la buena memoria es mi tema favorito de “el flaco”. Interpretado con Invisible, último grupo en el que participó antes de emprender su carrera como solista, en esta canción se vuelca la embriaguez de quien bebe para olvidar. Comenzando con los primeros tragos de quien, aún sobrio, mira un punto infinito en el que pasan como una película todas aquellas escenas que están en su memoria y que son la causa de su desasosiego. Un verso con una comparación inigualable dibuja la escena: “Y entre los libros de la buena memoria / Se queda oyendo como un ciego frente al mar”. O que es lo mismo: se queda recordando, absorto, ensimismado, ignorando lo que sucede a su alrededor. Luego viene el proceso del anhelo, del desasosiego y, finalmente, el pasajero anestésico que permite dormir una noche más… Mi sensación es que Los libros de la buena memoria es una canción de experiencia pura, de esas que no se pueden comprender del todo si es que no se ha vivido en alguna medida aquello que ese narrador comparte. Algo de ello viví por ti, hermosa S*.
Los libros de la buena memoria
El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiaré
Que eras el vestigio del futuro.
Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
¿Qué sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oíste la hojarasca crepitar?
Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.
Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
¿No volverías a triunfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar.
Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no sé si el mar descansará...
Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor.
Licor no vuelvas ya
Deja de reír
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia.
Invisible: El jardín de los presentes, 1976.
No hay comentarios:
Publicar un comentario